Nuevos hallazgos arqueológicos en las Pirámides de Cochasquí.




    Pozos de cateo o prospección arqueológica, con restos óseos humanos y material cerámico encontrado.
En el sector aledaño a la microárea arqueológica de las Pirámides de Cochasquí, muy cerca de donde Udo Oberem señala la posibilidad del asentamiento del pueblo y donde Lenin Ortiz menciona en sus investigaciones la existencia del catu o mercado indígena precolombino, se están encontrando evidencias arqueológicas que ratificarían estas hipótesis.
     En color violeta la zona actual de las prospecciones arqueológicas.

Felicitamos las iniciativas del Economista Gustavo Baroja, Prefecto de Pichincha, por iniciar un proyecto técnico de prospección arqueológica en Cochasquí, tendiente a la puesta en valor y el uso social del Patrimonio Cultural Material e Inmaterial así como para la salvaguarda e integridad del sitio, cumpliendo así finalmente con los acuerdos nacionales e internacionales suscritos por el Ecuador para la protección del Patrimonio Cultural. 
 
  En color rojo los pozos de cateo o prospección realizados.
Hasta el momento en los numerosos pozos de cateo excavados en terrenos de cultivo, de propiedad de los comuneros del sector se han encontrado restos óseos humanos, material cerámico y obsidianas.

Agricultor dueño del terreno en que se realiza la prospección arqueológica.
Agradecemos su permiso para realizar estas fotografías. 

Anexo consultivo:

El Dr. Luis Lumbreras, consultor de la UNESCO–PNUD, realizó un informe sobre la Cronología de Cochasquí. Sus recomendaciones son muy valiosas para profundizar en la investigación de las culturas de esta región y sus obras monumentales, como las tolas o pirámides, el cual lo transcribimos integramente.

          i.       Independientemente de la publicación que deberá ( debió) hacer el “Grupo Ecuador” de Bonn de los protocolos de excavación y los materiales recuperados, debería poderse revisar las colecciones existentes a fin de obtener una fina secuencia de los 6 siglos de ocupación del sitio de Cochasquí, lo que permitirá entender la forma y características del proceso de cambio operado entre las fases I y II, que toma con un tema nuclear en la arqueología, el tránsito de las sociedades igualitarias hacia aquellas complejas escindidas en clases.

       ii.         Aunque tales colecciones fueran aún accesibles, deberán hacerse excavaciones que al menos aborden los siguientes temas:

a.  Excavaciones en varias pirámides, tendientes a establecer si fueron de ocupación simultáneas o no y cuál fue su rango temporal de uso; tales excavaciones permitirán afinar, además, el asunto de la función y uso específico de cada una de ellas, a partir de la recurrencia de contextos;

b. Excavaciones en las plataformas circulares anexas a las pirámides, a objeto de determinar su edad relativa y su función. Sobre ellas no hay noticia en el material publicado;

c.   Excavaciones de túmulos y/o tolas, a fin de tener una muestra más representativa de los primeros y sobre todo de las últimas, de las que sólo hay referencia para “Ushpa Tola”;

d.   Excavaciones en el “pueblo”, tratando de abordar sectores no examinados, buscando establecer su área por fases y aspectos tales como el patrón del asentamiento (también en perspectiva diacrónica).

Estas excavaciones deben partir, por supuesto, de un riguroso examen morfológico y estratigráfico de los contextos, lo que implica un tiempo largo de trabajo y la participación de arqueólogos con experiencia, que podrían a su vez formar a estudiantes. Por cierto, esto debe estar sujeto a un programa especial a largo plazo. En Cochasquí existen las instalaciones de infraestructura adecuada como para sostener un proyecto de esta naturaleza y lo único que habría que adicionar es algo de equipo para el funcionamiento de un laboratorio de campo eficiente.

     iii.        Debe hacerse una prospección rigurosa del “país Caranqui”, con el objeto de lograr una buena base de hipótesis para el estudio de los patrones de doblamiento de la zona. Ya existen algunas aproximaciones, como la prospección fotográfica aérea patrocinada por el Museo del Banco Central con la ORSTOM (Gondard y López, 1983) y el recorrido que hizo el personal del Proyecto Cochasquí, pero se necesita completar estos trabajos mediante muestreos sistemáticos y ampliación de los registros a fin de incorporar no solamente sitios con evidencia arquitectónica visible, sino también todos aquellos que como La Chimba, Tababuela, Espejo, etc., no tienen este tipo de información externa. En esta dirección, ya  hay algún avance con los trabajos de Athens en torno al Lago San Pablo.

En términos de Cochasquí, este programa prospectivo cumplirá la función de establecer la relación temporal y funcional del sitio en el contexto regional y por cierto de la sociedad que lo ocupó. Cochasquí es evidentemente un sitio importante en la región. ¿A qué nivel y desde cuándo? Debe poder examinarse su posición relativa con sitios extensos y menores, con obras hidráulicas, con acceso a recursos agrícolas y de materia prima, etc. Todo eso sólo puede originarse en un examen del área.

     iv.     Finalmente, creemos que deben hacerse excavaciones de contrastación en sitios afines, no sólo para verificar las fases registradas, sino todos y cada uno de los elementos de análisis propuestos, tanto a nivel de la función y la forma, como al de la producción. En este sentido, debe pensarse principalmente en un sitio equivalente, que sirva también para contrastar la evidencia de Socapamba, creemos que el más adecuado es Zuleta, donde nos parece fundamental hacer excavaciones prospectivas de verificación de los rasgos detectados en Cochasquí. Complementariamente, excavaciones menores en sitios pequeños (tipo “bohío” o de elementos aislados como “Paila Tola”) servirían para conformar un marco de referencia muy significativo para el estudio estructural de la cultura de Cochasquí.

Si bien escapa al entorno inmediato de Cochasquí, debiera promoverse una prospección extensiva, arqueológica, de Quito, Cotopaxi y Tungurahua, pues sólo a partir del esclarecimiento de las formas culturales de estas regiones, podremos lograr una imagen coherente de la formación social que dio origen a Cochasquí”.

Juan José Acosta Salazar
Gestor Patrimonial
Corporación Procultur
sinchikausay@gmail.com