Indómitos
jinetes de las cumbres andinas, los arrieros de la zona del cantón Pedro
Moncayo o Tabacundo, son diestros centauros que cabalgan por los empinados
páramos del Fuya Fuya rumbo a los cuatro puntos cardinales, vadeando el agreste
entorno de las misteriosas lagunas de Mojanda.
FUYA FUYA Y LA LAGUNA DE WARMI COCHA. |
Hombres de acerado
temple con mano firme dirigen desde sus cabalgaduras las grandes manadas de
ganado que arrean de comuna en comuna, de hacienda en hacienda hacia un común
destino de ferias y mercados, sorteando abismos insondables y traicioneras
tembladeras o pantanos, pasan días y semanas por escondidos chaquiñanes donde
se pierde la mirada en el dorado intenso de los interminables pajonales.
LA CHAMIZA |
Al atardecer
buscan cobijo en cuevas y enramadas, dejan sus animales a buen recaudo y encienden
las fogatas donde preparan sus alimentos y sus aguas calientes de hierbas del campo
endulzadas con panela, bautizadas con una generosa porción de puro o
aguardiente para alejar al frío y las penas, se van adormilando lentamente
entre historias y canticos recordando el arrastre de chamizas, los toros
populares y la doma de potros en las pasadas fiestas.
ARRASTRE DE LEÑA PARA LA CHAMIZA DE LA FIESTA MAYOR
Temprano al día
siguiente prosiguen su jornada, revisan sus caballos, comprueban sus herrajes, alistan
sus monturas, los estribos y bridas, luego se ponen en marcha, en medio de la pertinaz
neblina, las constantes garúas, el gélido granizo y aquel viento cortante que prueba
su coraje, no conocen el miedo, cada día son menos, en la actualidad los
jóvenes prefieren otras ocupaciones y la modernidad ya no solicita sus
esforzados servicios.
RECORRIENDO LOS PARAMOS DE MOJANDA CON UN VIEJO COMUNERO Y ARRIERO DE TOCACHI |
Va hacia ellos
mi sentido homenaje, a esos jinetes de encallecidas manos y nobles corazones
que entre leyendas y cuentos me enseñaron los secretos del monte y a superar
los retos que nos impone el camino, pero que sobretodo me enseñaron a querer a
esta tierra a sus antiguas tradiciones y costumbres, donde por sobre todas las
cosas aún cuenta la palabra.
Autor: Juan
Acosta Salazar.